septiembre 02, 2006

Apunte

No es necesario ser académico y producir sesenta cuadros al año; basta con hacer siquiera tres, pero que sean producto de esa necesidad de explosión que tenemos los que pintamos; los que sentimos esa sensación rara que requiere salida.
Para que la sociedad esté acorde con ésto y soporte las explosiones que tenemos los artistas, hay que crear un nuevo método de enseñanza hogareña. Pienso que hay que comenzar cuando el chico tiene tres años. Y si al chico le gusta trabajar con témpera, que siga con la témpera, que se saque el gusto; y si le gusta el óleo, que siga con eso. Hay que decirle: "rompé algo (en función creativa), agarrá una piedra y hacé algo con ella, avanzá". El niño que sea educado de este modo (productivo por sí mismo, por el tremendo placer de hacer sus propias cosas aún en el mayor sin sentido), cuando tenga cuarenta años, puede que sea un artista o puede que no lo sea, pero se ha expresado por lo tanto, va a ser una persona feliz.
(Fragmento del reportaje: "Mi forma de vida es el arte" - Argentina Seikyo - 1° de setiembre de 2006)

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